diumenge, 24 d’octubre del 2010

HOLMES

Aquesta vegada presento un altre escrit realitzat en el decurs de 4t d'ESO dedicat a  Holmes, amb una perspectiva diferent als altres escrits anteriors.

Estimado Holmes,
Siento tener que molestarte en tus más que merecidas vacaciones en Irlanda, pero me he visto obligado a enviarte este correo urgente ya que ha sucedido algo realmente terrible y necesito, como siempre, de tu capacidad deductiva y de tu lógica aplastante.
Hace unos días apareció muerto en la trastienda de su local el boticario Alex Jordan. Me consta que mantenías una cierta amistad con él, y es por esa razón que te envío mi más sentido pésame.
Aparentemente el boticario se ha degollado. Todos los indicios invitan a pensar que se trata de un suicidio, ya que lo encontramos tumbado en el suelo, sobre un gran charco de sangre, y no había signos de lucha ni en el escenario, ni en el cuerpo. Cuando le dimos la vuelta pudimos comprobar que tenía un corte limpio en el cuello, que lo atravesaba de parte a parte, de izquierda a derecha, visto desde la nuca. Cuando digo de parte a parte quiero decir que iba desde donde termina la oreja izquierda, hasta donde empieza la derecha. Asimismo, te comunico que no han robado nada. Además, en el suelo, al lado del cadáver, había un cuchillo ensangrentado que tenía las huellas únicamente del boticario, y de nadie más. En una mesa próxima al difunto había una botella de coñac casi vacía y una carta con letra de mujer sin identificar, en cuyo contenido queda muy claro que la mujer pone fin a la relación que, deduzco, mantenía con el boticario. Las piezas encajan a la perfección: una misteriosa mujer abandona al boticario, él no lo soporta y se emborracha para reunir el coraje suficiente para degollarse. Ha sido un suicidio, caso cerrado. No obstante, antes de dar carpetazo, quisiera saber tu opinión.

 Watson.         Londres, 25 de abril de 1889

Querido Watson,
Ante todo agradezco tu carta y tu pésame, estoy consternado pero eso no nubla mi capacidad deductiva a la que apelas en tu escrito. El boticario no se ha suicidado, ha sido asesinado. Dices que la herida de su cuello va de izquierda a derecha, tomando como referencia la nuca, por lo tanto, el autor del corte ha de ser diestro. El boticario era zurdo. También dices que es una herida limpia y que atraviesa el cuello de parte a parte. Mi querido Watson, una persona que se corta el cuello nunca presenta una herida limpia, sino que  en el lugar donde empieza ésta hay inexorablemente unos pequeños cortes de tanteo, hasta que la persona puede hacer acopio del coraje suficiente como para asestar el corte definitivo y mortal. Y lo más importante, el suicida jamás llega a poder realizar el corte más allá de la nuez, ya que en ese punto las fuerzas le han abandonado. En relación al coñac te diré que el boticario era abstemio y respecto a la carta de la mujer debo confesarte que desde hace muchos años, el boticario y yo manteníamos una relación amorosa en secreto y que ahora es un buen momento para desvelar. Deduzco que el asesino obligó al boticario a emborracharse mediante amenazas y después, cuando lo tuvo a su merced, le puso el cuchillo en la mano derecha y la asió fuertemente con la suya para realizar el corte. Salgo hacia Londres esta tarde, mientras llego  te recomiendo que contrastes la letra de la carta con la de las prostitutas que frecuentan las calles cercanas a la botica. Te sorprenderás y tendremos una testigo. Elemental, mi querido Watson.
Holmes                                              Dublín, 28 de abril de 1889

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